Cómo cambiar tu tienda paso a paso

 

En este momento del retail, con un mercado en manos de un cliente cada vez menos fiel y más exigente, no podemos conformarnos con seguir compitiendo sin estrategia, sólamente ajustando costes y márgenes y poniendo en riesgo la rentabilidad de nuestros negocios.

Queremos proponerte cómo cambiar tu tienda paso a paso, minimizando los riesgos y proyectando tu negocio hacia el futuro.

 

Lean

En su libro «El Método Lean Startup», Eric Ries propone un método de innovación continua como base de la creación de empresas de éxito. Si bien está orientado principalmente a la creación de Startups tecnológicas, este método es aplicable a cualquiera de las mejoras que queramos incorporar a nuestras tiendas, o a cualquiera de las nuevas líneas de negocio que estemos pensando en lanzar.

El método Lean Startup  se basa en el aprendizaje validado, buscando acortar los plazos de lanzamiento, experimentación científica e iteración en los lanzamientos del producto para acortar los ciclos de desarrollo, medir el progreso y ganar valiosa retroalimentación de los clientes. De esta manera las compañías, especialmente startups, pueden diseñar sus productos o servicios para cubrir la demanda de su base de clientes, sin necesitar grandes cantidades de financiación inicial o grandes gastos para lanzar un producto.

Para ello es fundamental la definición del Producto Mínimo Viable que podemos sacar al mercado, esa versión Beta que nos permitirá captar clientes que validarán la idoneidad de nuestro enfoque de producto.

Lean_Retail

 

Lean Retail

En Flow practicamos el Lean Retail, aplicando los principios Lean al comercio.

Para comenzar, debemos tener claro cuál es la situación actual de nuestro negocio, analizar los indicadores clave y decidir qué aspectos de nuestra tienda queremos mejorar.  Si no sabes cómo hacerlo, podemos ayudarte.

El siguiente paso es diseñar esa mejora e implementarla con el prototipo mínimo que permita sacarla al mercado y enfrentarla a la respuesta de tus clientes. No importa cómo de bueno te parece a ti, sino cuánto están dispuestos tu clientes a pagar por ello.

En muchas ocasiones ésta es también la mejor manera de lanzar un nuevo concepto comercial, hacerlo perfectible pero rápido, para poder evaluar la demanda del mercado. Ya hablábamos de ello en esta entrada.

En cualquier caso debemos tener claros los objetivos de la mejora introducida y de qué manera podremos medir el éxito y rentabilidad de dicha mejora: incremento en el tráfico en tienda, aumento del ticket medio, satisfacción de los clientes… Todo ello con la mínima inversión que nos permita implementarlo de una manera rápida y eficaz.

Si los objetivos se han cumplido, podremos profundizar en la mejora propuesta (rediseño de la distribución comercial, introducción de un modelo de atención a los clientes, optimización de la comunicación en el punto de venta…) y plantear su traslado a otros puntos de venta basándonos en un modelo ya testado. En cualquier caso, seguiremos analizando los datos obtenidos según nuestro cuadro de mando, para mejorar de manera continua nuestra actividad.

Si los objetivos no se han cumplido en el plazo que habíamos establecido, podemos abandonar ese proyecto habiendo ahorrado recursos en una apuesta fallida, o podemos proponer soluciones diferentes a esos retos, de nuevo con el Lean como metodología de trabajo.

 

La clave es fijarse objetivos concretos, dotarnos de indicadores que nos permitan medir la rentabilidad de las inversiones, y hacerlo rápido para que los clientes nos digan si es lo que necesitan o demandan.

 

Imagen: King Alfred’s Kitchen de Elliott Brown

 

 

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