El cambio climático ya deja sentir muchos de sus síntomas en todo el mundo. El retail también sufre algunas repercusiones como el aumento de precio de materias primas pero las consecuencias catastróficas que se predicen para la economía en general aún no han llegado.
Sin embargo, la principal amenaza (o la mejor oportunidad) que tiene el retail actualmente es el incremento de la conciencia ambiental de los consumidores. Mayores exigencias en eficiencia, en packaging y en el origen de los productos. ¿Cómo satisfacerlas, cómo aprovecharlas y cómo prepararse para futuros cambios y demandas?
Marcas que apuestan por un retail eco-friendly
Ofrecer productos 100 % ecológicos en pequeños negocios es relativamente sencillo gracias a la posibilidad de trabajar con pequeños productores, con costes fijos más reducidos y con modelos de venta directa como el que exploramos en nuestro proyecto Elika Gunea en el mercado de Azpeitia. Sin embargo, cuando empezamos a escalar el modelo y la logística incrementa su complejidad, seguir manteniendo el respeto por el medio ambiente no solo es complicado de lograr: también puede ser complicado de contar. Y eso cuando no se incurren en contradicciones de modelo como las que leeremos más adelante.
Por eso, acciones como Lidl eliminando las bolsas de plástico de sus tiendas suelen tener repercusión. Sin embargo, las medidas para hacer más verde el retail y la distribución no siempre son tan fáciles de comunicar: dentro de un concepto como eficiencia energética puede haber una plétora de medidas complejas y muy técnicas cuyo valor percibido por el comprador es bajo (aunque puede ser que la empresa logre ahorros significativos). En estos casos, la comunicación y la RSC de las marcas adquiere un rol clave para divulgar todos los movimientos encaminados a reducir el impacto de la actividad económica.
Creando un retail más respetuoso para el medio ambiente
En general la simple distribución de productos ecológicos no es suficiente para lograr un retail respetuoso con el medio ambiente. Por ejemplo, importar productos ecológicos desde latitudes lejanas no ayuda a reducir la huella de carbono. A esta paradoja se enfrentan subsectores como el café high end o todos aquellos venden frutas tropicales y sus derivados. De hecho, el origen de las materias primas empieza ser cada vez más importante para los consumidores, tanto en moda como en alimentación. Ahí cabe destacar el papel del blockchain en cuestiones de certificación, pues gracias a la descentralización y la inalterabilidad puede aportar confianza a todos los que se preocupan por la sostenibilidad de sus compras.
Pero hay más retos. Otra contradicción que debe resolver el retail es garantizar la integridad de sus productos y servicios pero apostando por reducir el packaging o el impacto de este en el entorno.
En este contexto, resurgen las compras a granel, se reinventan los mercados de abastos y se crean nuevos puntos de contacto entre productores y consumidores, a veces incluso impulsados por las tecnologías más punteras. Pero también deben repensarse las estrategias de captación y su sostenibilidad, así como ofrecer experiencias que sigan siendo relevantes. Una buena apuesta por ello puede ser el modelo slow shopping y apostar por la eficiencia energética desde el diseño a la construcción de los espacios.